Tengo en cartera un olvido,
un olvido que no olvido...
que no logro olvidar, quizá no quiera.
Porque me recuerda la pureza...
de la luz de las mañanas sin curtir,
los primeros cielos con azul de mar,
las sonrisas que cosquillean
y saben a música de caricia de pétalos...
Me recuerda la primera primavera,
cuando estallan los granos de la pubertad
y los ojos pueden ser como naranjas,
y te bendicen todas las erecciones
que penetran fácil todo lo supuesto,
lo inventado, lo por nacer y lo extinguido.
Tengo un olvido que no quiero olvidar…
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