Ella es suave y dulce,
mi musa y mi fuente,
manantial de emociones.
Ella tiene el saber de los libros,
y la luz de los amaneceres rojos,
y la gracia y la paz...
que te alimentan la vida de los días.
Ella, cual maná del desierto,
cual presencia oportuna,
venciendo miedos y sombras,
cabalgando en corcel de verdad,
me acompaña siempre,
como un aura de luz totalmente fiel,
que me hace mejor, mucho mejor…
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