Te vi en un tren,
como la espía...
que surgió del frío,
como el alma blanca
que daba sentido
a los entuertos y a los misterios...
de las atracciones espontáneas.
Te vi asomar, discreta, real,
sin confundir a los encantos,
como una luz de verdad,
como una ternura original,
como un principio virgen
en los ruidos maquinados
que la vida nos reserva...
Te vi, y entendí el porqué
de una paz con violines,
a la luz de tus ojos verdes…
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