La imagen de una yegua amamantando a su retoño me ha emocionado, por la paciente y amorosa paciencia de la madre, pese a las embestidas del potrillo, que parece crecer y embravecer en cada sorbo. Un poco más allá, otra madre con hijo, pero este parece que ya ha comido y salta de felicidad… Imágenes bucólicas, muy entrañables.
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