dijous, 17 de maig del 2018

Desiertos

Una playa desierta, un bosque desierto,
una plaza desierta, un corazón desierto.
Aparentemente, desiertos aparentes,
por la playa siempre circulan nostalgias...
de signos diferentes, euforias, decepciones,
cielos y ausencias de sol que no salió.
El bosque nunca está solo, quizá los pájaros
...ya dejaron su cortejo permanente,
y habitan en su encina preferida, el nido de sus sueños,
incluso en aquel banco vacío, cerca de la fuente,
se escuchan las promesas de amor eterno
de los ciertos y sinceros de las almas nobles.
En la plaza es el tiempo de las palomas,
compás de espera, hay tanto rumor,
tanto resquicio del paso de la vida,
idas y venidas, encuentros y desencuentros
...por las plazas de los pueblos.
Tristeza y muerte la del corazón desierto,
corazón que no late, porque nadie teclea ni activa su alma.
Pero siempre el corazón renace, revive,
unos ojos felinos de mirada directa
te alcanzan cual ráfaga irrenunciable,
y el desierto se llena, poco a poco,
paso a paso, firme y con latido seguro,
y el corazón se hace primavera…
y llueve raudo en todos los desiertos de la vida.

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