En el amanecer de los prontos más tempranos sigue el hormigueo general,
y se acelera el tropel de mis mariposas interiores.
Ellas no saben de alineaciones ni de ninguna formalidad,
sólo de euforias ciertas de las manifestaciones de mi alma enamorada.
Mi amor y yo volvemos a ser la primavera de siempre, sea donde sea,
ahora por los pueblos pequeños de mi adorada Cataluña…
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