Voy resuelto, acudo raudo, absorto,
quiero ver como amanece...
en aquella playa aún desierta y natural,
con algún resquicio del mal tiempo,
con algún cangrejo de la bonanza,
con más de una paz acumulada
en las meditaciones del invierno crudo…
Y al llegar me conmuevo, estamos solos,
la playa y yo y las nostalgias,
y pronto sólo quedará la playa,
y se llenará de gente y la vivirán o la malvivirán.
Y yo me despidirė hasta el próximo invierno,
allá en mi acantilado divisando el horizonte…
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