Me he quedado dormido en el sofá, qué paz, qué bien, qué sueño más lindo y profundo, sin soñar, porque el sueño era dormir... y se ha cumplido plácidamente. Además nada ni nadie me ha molestado, sólo el estar servido y bien servido del reparador descanso que produce el buen dormir. Son las cinco, es viernes, estamos en casa y mañana toca Delta para ver y comer con nuestro hijo. Buen programa, ¿verdad? ¿Quizá un arroz con sepia y alcachofas? Estaría bien, hace días que me ronda por la cabeza, con un vinito a juego…
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