Me gusta ver el río Francolí desde el puente… aún baja agua de las lluvias recientes, y ves cómo se va abriendo paso por entre las hierbas, dando vida al entorno y dando sensación de un ritmo que normalmente no tiene. Después he bajado para verlo de cerca y acompañarlo hasta la desembocadura, allí ya lo espera el mar y se ensancha un poco, para consumar su abrazo ante la presencia de gaviotas, palomas, cormoranes y hasta algún pato que también se han instalado por aquí... para recordarme a mi estimado Delta.
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