Para los padres todo es poco para el tesoro que es su hijo.
El niño se ha enamorado, y claro, puede y debe aspirar a algo mejor,
con más posición, pero el hijo responde con aquella canción de Dyango:
”Si la vierais con mis ojos, la veríais con los ojos del amor”.
Los padres callan y recuerdan el suyo, y acaban comprendiendo,
y el amor que triunfa una vez más, y todas las mariposas vuelan...
en libertad sin cargos demostrando su verdad.
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