Mariposas en concierto, interpretando maravillosamente bien las partituras de dos corazones que han proclamado su afinidad. Se les ve de la mano, alegría en sus ojos vivos de luz, pechos elevados, cabezas altas, ánimos y esperanzas de enhorabuena. Su felicidad se palpa en cada paso, son un monumento a la gloria, a la identificación, a la postal de aquel pueblo en la montaña que le da la luz del mediodía, y ellos son los que habitan esa vida tan radiante, ese gozo sin sombras, esa plenitud del amor sincero, total…
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