Me encanta vender sueños posibles a las personas,
porque las tristezas y los imprevistos lamentables...
vienen solos y sin previo aviso.
Yo les cuento y les invito a instalarse en la ilusión,
a regocijarse en la esperanza,
que simplemente es una antesala de los buenos propósitos.
Y si no llega el ansiado deseo...
por lo menos uno sueña en actitud positiva.
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