dijous, 20 d’octubre del 2016

Inspiración

La vi y me inspiró...
y así lo pude contar,
además de cierto, bello.
Y dejé de ser como la abeja,
que vuela alicaída,
de flor en flor sin picar ni posarse,
por muy preciado que sea el pétalo.
La vi y pude mostrar
mi alma plagada de euforias,
quizá sin saber de formas
y ducha en mil timideces,
pero llena de verdad,
proclamada a los vientos…

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