Un par de patos vienen hacia el río,
estiran sus patas y abren sus pies palmípedos,
se posan como haciendo esquí acuático,
con una cierta gracia y elegancia.
Son o serán pareja, y vienen a fijar espacios,
y a quererse sin vuelo y con ansias de nido.
Habrá juego de cuellos,
sin llegar al baile de los cisnes,
y también un murmullo de graznidos,
que son los suspiros de los ánades...
altamente enamorados de los ríos.
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