Enseguida me la imaginé,
charlando conmigo,
allá en la paz de un banco,
cerca de la fuente
que hace arco iris con el sol.
Me vi compartiendo mis futuros,
allá en el sofá, con silencio musical
y una chimenea amiga y generosa.
Supe rápido que haríamos equipo,
un dos en uno, de la mano,
hacia todos los infinitos imaginables.
Ella se anunció con vivo reflejo,
y yo sigo digiriendo la impresión.
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