Como la mirada de tus ojos,
como la cara de la luna cómplice
de todos los amagos furtivos.
Dulce como la miel que sale de tu boca,
en palabras del mejor romero.
Dulce como un suspiro,
que se soltó del contexto por el éxito pleno
de los momentos de la gloria total.
Dulce beso apasionado
con el que empezar el día,
beso eterno hasta el atardecer de los infinitos.
Dulce tu cara entre las rosas de los jardines...
altamente azucarados del amor.
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