No sé si soy la bomba o la leche,
pero en todo caso, un proceso en erupción,
al que el amor se le hizo progresivo
y avanzó mucho más allá de los contenedores
del mejor viento de la fantasía crónica.
A veces pienso que yo nunca doy nada,
simplemente me doy todo yo,
porque no se puede querer solo un poco,
en porciones, en fascículos de espacio,
tiempo o proporción…
Y cuando me doy, soy bomba y leche,
esencia y fragancia, pasión y constancia…
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