Las gotas de lluvia fina,
son como suspiros alados,
de los coros celestiales.
Son como caricias aparentes,
frías, que te llevan al refugio
con intención cálida
de recogimiento y abrazo.
Y tras los cristales empañados,
cae la cortina, captas el mensaje,
y se encienden...
suavemente y en progresión,
todos los fuegos interiores,
dormidos, antes de la lluvia…
Dónde vas hijo del rey,
de dónde vienes hijo del rey,
todo lo que buscas, en casa lo tienes.
Suele ser así de cierto, ¿verdad?
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