Se me dibuja una sonrisa… parece que tengo una constancia para cada nostalgia. De la higuera de mi padre, guardo en el patio la mano grabada de mi hijo, cuando cubrimos de hormigón todo su espacio. Del albaricoquero que planté yo de joven, queda, como un asiento, la última parte del tronco, y del cerezo, una constancia a ras de suelo. En el garaje están las estanterías de la última tienda de mi madre. En mi casa del pueblo, están todas las vivencias de mi infancia, todo un placer emotivo, que siempre me encanta revivir…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada