Vaya hombre, se encendió la fiesta,
las luces llegan al umbral de la sensación,
brillo y color culminado.
La música parece ir de metálica,
y una trompeta afina elegancias,
que sutilizan unos violines cercanos.
Llegó la niña con su coro,
que aumenta sus generosidades óptimas,
baila, se contonea con la música
que parece seguir sus armonías,
les hacen sitio en la pista,
los ojos expectantes disparan...
caricias sin control.
Llegó la niña de los ojos de todos,
reina de la pista, reina de sus ansias,
reina de sus almas, reina…
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