Te alejas con las prisas del qué dirán,
pero con la calma y el sentimiento...
de autoconvicción.
Que vamos, que me aclaro y entiendo
aquello del “Vivo sin vivir en mi”,
o del me voy sin irme,
o del lárgate pero no te vayas…
Quizá nos gusta complicarnos la vida,
cuando sólo hay una y corta,
para malvivirla y desperdiciarla
a expensas de transformismos...
y malicias varias.
Dile que la amas, si la amas,
y deja el qué dirán, para que digan…
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