En el casino, el ludópata está de mala suerte, le ha salido el premio gordo de una de las máquinas tragaperras, y ahora está invirtiendo en otra máquina que se resiste. Hace que se la guarden, mientras empieza con otra. El premio ya casi es historia, y piensa que así es como llegó, se da ánimo, aunque su cara desencajada no disimula sus tribulaciones. El pastel se va acabando y habrá que empezar con el último billete de reserva, reservado e imprescindible. No sale nada, está frente a la máquina, igual que frente a un banco, así que no podrás hacer nada, si ellos no ven que pueden hacer negocio contigo. El juego, uno de los vicios más lamentables y altamente peligrosos, error a evitar…
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