Estoy en mi casa del pueblo, Deltebre. Teresa y Pere, mi hijo, duermen. Estoy en la mesa del comedor, por la ventana ya entra el sol, pero no el ruido, se impone un silencio de paz y descanso. Pensamientos y recorrido habitual por las fotos que cuelgan de las paredes… Presiden mis padres, mi padrino, algún amigo, nosotros, sobretodo Pere de niño, muy guapo, diría el padre. El caso es que estoy como bien, necesito este remanso, este silencio, este encuentro con los míos, con la paz, con el amor, como el más vivo y profundo sentimiento…
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