arrastra hojas verdes de lluvia.
Inconsciencia en los procederes oscuros,
un escape de sol, al otro lado del sendero,
sobre la montaña de monstruos tumbados,
las nubes negras bailan la danza mojada.
Vamos en coche a ritmo prudente,
el paisaje agradece las humedades,
adelantamos a los camiones tortuga.
A la izquierda, el mar y el puerto,
los puertos, las playas esperanzadas,
ávidas de cremas y blancuras.
A la derecha, llanura, bosque bajo,
con hojas de lustre limpio y soleado.
Pasamos el Delta, llegamos a La Aldea,
enfilamos hacia Tortosa, ciudad con Ebro,
y nos llegamos a la clínica Terres de l'Ebre.
Vamos de ánimo y familia y de gusto…
la operada, mi prima, de cadera…
Se veía feliz, rodeada de la gente que quiere,
y así lo ha afirmado, y compartimos…
Todo fue bien, el galeno lo cuenta,
la calidad de vida un hecho palpable,
los ojos se abren, la piña es edificante.
La fuerza de la sangre conmueve,
te hace sentir raudo y al quite,
y unes fuerzas al deseo del bien.
Estamos de vuelta, toca recuperación.
La prudencia tiene un nombre, Juan Ramón,
todo un crac en la conducción pacífica,
con llegada segura…
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