Olé con los vientos suaves que soplan a favor y en popa,
y te hacen creer que estás entero después de hacer los 30… km, en bici.
Olé con los contoneos nítidos de los parpadeos que se adivinan.
Viva la circulación libre, con prisas pausadas, sin pausa.
Olé con las niñas que vuelan a ras de suelo con patines lineales.
Albricias con el fuego de las ninfas que arden con la ventaja del grupo,
a grito de proclama de incendio…
Olé con la paz de la aldea, donde cada amanecer es un empiezo
y cada nube, noche y cielo para empezar después de los siempres,
de los olés vitales de las hermosuras.
Olé con cada despertar contigo y verte con el sol amigo y la mar,
compartir silencios con la mirada, flores sin jarrón,
ventanas abiertas por donde entra el sentido vital.
Albricias por la paz interior, la suavidad, lo frágil noble.
Un olé por tus presencias gloria, tus siempres fuerza,
tus cercas, que funden solos, en unos, únicos…
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