dimecres, 19 de gener del 2022

Nuestro zoo


Y, por recordar, recuerdo, como no, los paseos en coche con nuestro hijo, buscando riachuelos o charcas, donde se oiga croar alguna rana, o haya la posibilidad de recoger algún bicho viviente, para llevar a casa. La casa, a veces, parecía un pequeño zoo, hasta que el olor superó a la limpieza y progresivamente tuvimos que deshacernos de muchos habitantes. Recuerdo las ardillas que cruzaban por la carretera, también algún conejo que quedaba deslumbrado por la noche y Pere, nuestro hijo, delirando de emoción. Por él, pues eso, hicimos de padres y padrazos...

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