Invierno, enero, frío…
es mi hora de ver el mar,
desde mi roca de pensar y observar,
miro la soledad de la playa,
el placer con el que llegan las olas,
y mi decepción, de niño, al comprobar…
que el agua del mar no es azul.
Ahora la veo como un baño de cielo,
un cielo que luego se va…
y la deja preciosa, limpia y transparente.
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