Quería conocerla, ella también lo sabía, ella también…
todos los terceros se ocuparon del aprecio del destino,
fue un libro que al final ni salió a la luz.
Quien sí estaba, como no, éste nunca falla,
fue un café que repetimos, corto y muy concentrado,
siendo esta la primera y más razonable afinidad.
Aquella mesa del confortable reservado,
aquellas miradas escrutadoras,
aquellos conatos de tímida sonrisa,
como preludio de sanas delicias ...
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