Pues no, no hay despertador, ni cole, ni niños, pero a menudo pienso en ello, la ducha matutina, el control del reloj, el café en el bar de la esquina con el último cigarrillo antes de entrar al colegio, luego la fila, el buenos días, las caras de sueño, los ojos despiertos que se adivinan, las clases, los patios, el comedor de profesores, las reuniones, las visitas de padres, las salidas culturales, las excursiones… Tantas y tantas cosas, pero bueno, son como un manantial en el que me baño de placeres. Ahora tengo otros, sin reloj, sin prisa, mirando plácido el tendido mundo…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada