Siento el fuego de aquel beso,
recuerdo el árbol desmayado
por los encantos del momento,
la tarde plácida, la pasión ya desbocada,
el vuelo de los ánades cruzando el río,
anido el sentimiento poético,
bucólico, emocionante...
parado en el instante eterno del beso.
Una brisa suave de un mayo florido,
como dijo el poeta,
un sol menguante que desaparece
...entre nubes de colores,
pero el tiempo persiste, se inmortaliza,
y yo siempre siento el fuego...
de aquel beso intenso,
y me acaricia y revitaliza el alma.
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