Paseo, despacio, sin prisa, la veo, me paro,
la miró, observó su cáliz protector,
sus sépalos, tan verdes ellos,
contundentes en su abrazo firme,
la corola como un conjunto uniforme
que ya alcanzó el umbral de la belleza,
algún pétalo en vuelo para adornar la calle,
aquella calle por la que paseo a dos,
de la mano, celebrando la fiesta...
de su aroma y del tuyo tan amado.
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