En la plaza la fuente hace piruetas, alguna luz de fiesta, las pequeñas margaritas amarillas aguantan pese al frío, se unen a la ilusión y a la esperanza, mira por donde... son tan hermosas, tan amarillas, que siguen y persisten, impasibles al improperio. La plaza, quizá un poco triste... el frío la vacía, quizá algún jubilado en busca de algún rayo de sol y poco más. La escuela, también vacía, contribuye a la triste soledad, incluso el olivo se quedó sin olivas, sólo reinan el chorro del agua y las margaritas.
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