Busco en la noche una estrella amiga,
en el día una flor blanca, una rosa,
y en el alba busco al lucero,
y en el día siguiente, tus ojos...
porque ellos lo han proclamado.
No busco un hombre en el ágora,
más bien una formación de luciérnagas,
cobijadas por un cerezo en flor,
preciso, como nevado…
Busco la velocidad de la gacela,
el suspiro alado que te arranqué
aquella noche de borrascas silenciadas.
Busco un no sé qué, en ninguna parte,
busco y pierdo el tiempo, porque…
todo está en ti, solo en ti.
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