Escribir... como consecuencia de un estado emocional,
poder irse por cumbres borrascosas,
o puedes pulular por las sombras de una encina milenaria.
A veces escribes recordando pasados recientes
y, poco a poco, te das cuenta que vas adquiriendo ritmo,
que se acelera en la medida en que te complaces en abrir tu corazón.
Escribir... ¡quién supiera escribir! dijo el poeta,
con naturalidad... digo yo.
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