Se oyen gritos del patio de la escuela, gritos eufóricos, de juegos libres, de carreras y persecuciones... parece que lo pasan bien, supongo que después harán ejercicios con un poco más de silencio y seriedad, pero a mí me encanta oírlos, dan al barrio una luz y un color especial, es como una oficina donde se trabaja con alegría y en sus momentos de descanso los niños lo demuestran con su gracia habitual. Los niños en el patio son como las flores de un hermoso jardín que hay que saber cuidar…
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