Me encanta cuando en el bosque se pierden los caminos, incluso los senderos, y de repente te ves oliendo humedades entre verdes vírgenes y sin ningún control humano, lo cual lo hace divino. Hay como un olor orgánico, como un frío que penetra, una especie de abrigo original... y los pájaros tienen un trino primerizo, como la libertad del polluelo en su nido. El bosque... alguno aún tiene sus buenos espacios de libertad.
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