Se siente halagada por los celos del poeta,
hace parada y excelencia de la posible herida,
quizá no es consciente del desespero del poeta,
el poeta llora, llora el recreo, la complacencia,
o lo que es peor, la indiferencia que mata,
con toda crueldad, la ilusión de amar de un semejante.
Las lágrimas del poeta teclean...
en las hojas de la encina que todo lo acoge,
y con esta música los pájaros trinan melodías...
para paliar el profundo desconsuelo sin remedio,
la luna asoma y sonríe.
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