Mientras te columpias por los arcoíris de la vida,
catando los colores pertinentes,
llega un momento en el que te bajas, dejas el columpio activo,
y te sientas en una aurora boreal, balanceándote suave,
entre las luces tenues que hacen que mejores tus reflejos blancos,
blanco que te llevas de la mezcla de colores del eterno arcoíris.
Desde la experiencia y los años se contemplan tantas cosas…
a veces me cuesta contenerme y cuento el final de las historias.
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