A grandes males grandes remedios… con el sol de mala leche, el calor, el soponcio y la canícula, uno anda por la sombra, conoce las sombras que hay en sus alrededores habituales. Es curioso, hoy he andado más de una hora, siempre a la sombra de los árboles de algún paseo, o por la parte de los tinglados que dan la espalda al mar. Dicen que los bombones se derriten al sol, eso nada tiene que ver conmigo... pero a Teresa la tengo fresca e intacta.
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