Sí, ya sé que me repito, pero no me importa...
hacerles partícipes de momentos estelares.
La niña es portadora de una inocencia de estreno,
la sonrisa le sube a los ojos, y allí el mar,
la inmensidad azul de cielo, y yo cansino,
casi ido, contemplando el sonreír de sus ojos…
y repitiéndolo, una vez más, como una letanía.
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