Toca hijo, un hermoso y queridísimo ser humano, y Delta con arrozales verdes, como una alfombra inmensa de belleza sin igual. La familia, una comida con el Pere, mirando el río, el Ebro en su desembocadura inminente. Los animalitos que ya son muy diferentes a los de mi niñez, y que se han aclimatado perfectamente por estos lares... no me extraña, sabido es del buen gusto de quien toca Delta, y vuelve vencido por sus encantos. Feliz día amigos, vengan al Delta, el del Ebro, claro…
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