Parece ser que de joven solía tener sueños en vuelo, como un violinista en el tejado cualquiera, y pensaba y cantaba, me contaba una progresión en mis proyectos que para sí hubiera querido el protagonista del cuento de la lechera… A veces lo recuerdo, me suena a tiempos donde uno hacía planes, se formaba, aprendía a vivir una vida con tendencias a la normalidad, basada en el ejemplo de mis padres y de mis maestros educadores. Hoy lo miro con simpatía, y me veo un poco mayor...
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