He vuelto a pasar por la estación del ferrocarril, en el segundo andén la gente espera, dos jóvenes se despiden apasionadamente, otros parecen impacientes, algunos cansinos, indiferentes, como algo a superar… Observo que apenas hay gente mayor, sólo una señora con una maleta inmensa, muy acicalada, pero sola y con apariencia de irse muy lejos y para no volver. Llega el tren y se hace el vacío y el silencio, desaparecen todos, hay fríos tibios, como en el mar en invierno. Llega otro tren, pasa otro barco, pasa la vida en un soplo...
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