Paseo por la sombra de los tinglados, se ven carritos... con niño y abuela, con madre joven y bebé, como piernas de algún inválido, algunos motorizados, otros como reutilizados para llevar la compra. Me siento en un banco para reparar gemelos y observo... Todo el mundo se ve complementado y agradecido pero, por supuesto, me quedo con la abuela con niño, haciéndole carantoñas al buen mozo, y este con los bracitos alzados lanzando risotadas angelicales… espectacular, sin desmerecer el resto.
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