Recuerdos, benditos recuerdos, maravillosos recuerdos de la juventud más joven. Cuando podía verte, me esforzaba en disimular mis turbulencias... no, no lo conseguía, pero pronto me di cuenta que tú gozabas de ellas, incluso te complacía verme en este estado, pero dice el refrán que todo se pega menos la belleza y, poco a poco y como por arte de magia, la situación se revirtió. Te vi acicalarte, impacientarte, y yo como si nada, pero para mis adentros también gocé del espectáculo. La gracia del invento, cuando el invento es una proclama de amor, es que de momento no nos ha llegado la frialdad, la indiferencia, lo habitual, lo rutinario. Aún siento hormigueos en la proximidad de los paseos, en el despertar de tus ojos, en la calidez de tus palabras, que siempre acarician, y tú eres feliz mostrando tus capacidades para que las gocemos juntos. El tiempo pasa, lo nuestro persiste hermoso, eterno...
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada