Muy buenos días compañera, ya sin alumnos, y en pocos días sin escuela... ¿Te das cuenta de tu obra? ¿Eres consciente de que tu libertad se va a quedar sin muchos “buenos días” que te expresaban tus alumnos? Te has ganado la eliminación de horarios... los timbres, las campanas o músicas, ya no alterarán tu ánimo, ni activarán tus emociones. Y claro, mis horarios serán nuestros horarios, nosotros no tenemos muchos espacios que respetar. Ahora ya no te esperaré, estarás aquí, conmigo, y yo intentaré ayudarte a vivir sin niños y, si se tercia, igual me convierto en uno de ellos, sería una buena pieza, de aquellos que atesoran ternura pese a que en clase muestran el encanto inestable del proceder infantil, en aras de su progresiva realización...
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