Allá en la inmensidad azul,
donde siempre se reinician los principios,
reluce la esencia de una flor.
Nació de una bruma...
que provocó un rizo divertido
de un oleaje cadencioso,
enamorado de una brisa suave y mágica.
En mi roca, cerca del acantilado,
y todo el mar para mí, bien protegido, lindo,
inaccesible y expuesto a la contemplación,
a la imaginación, al éxtasis…
uno ve rosas blancas, bien regadas y regaladas,
preciosas, son como besos de la luna…
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