Y en las noches de espera
las estrellas son muchas,
y el único que duerme
es el amanecer que no llega,
se retrasa, me condena…
Qué triste el desconsuelo
cuando la soledad está sola,
y no quiere protectores
ni otras compañías…
No quiero llorar conmigo
en mi alma oscura como la noche,
sólo quiero que se abra la puerta,
la que nunca cerré,
pese a mi apariencia
de entrañas duras,
cociné mi orgullo,
nunca en plato frío…
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