El patio del colegio está vacío, ya no hay jolgorio futbolero,
ni rincones de cortejo con miradas furtivas y trasfondos de ternura.
Paseos del maestro deshaciendo entuertos,
como ministro de asuntos complicados…
Por no haber, no hay pájaros, ni palomas,
buscando algún resto de bocadillo de madre,
son muy inteligentes... el patio perdió la vida, se quedó sin niños.
El barrio sestea un poco, los niños son siempre un aliento,
una brisa limpia, fresca, muy natural...
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