Y, en verte, se calmó hasta mi imaginación,
ya no surca los mares buscando imposibles,
ya no vuela los cielos persiguiendo...
soñados infinitos dorados,
ya no es príncipe ni trovador,
poeta del amor desconocido,
tentadora de destinos inconcretos.
Ahora ya es práctica realidad y suelo,
proximidad, amor por lo concreto y asequible.
En verte, me aterrizaron todos los sueños,
me estalló la paz y me floreció el entorno…
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